La conservacion de la foca monje en Cabo Blanco, Mauritania, por la Fundación CBD-Habitat
Tras muchas décadas estando clasificada en la lista roja de la IUCN como especie “en peligro crítico de extinción”, en 2015, la foca monje del mediterráneo fue “ascendida” a “en peligro de extinción”. Esta mejora de su estado de conservación está relacionada con la recuperación que su mayor colonia superviviente en el mundo ha experimentado en los últimos 15 años, la localizada en la península de Cabo Blanco (Mauritania).
Tras la explotación histórica de las poblaciones de foca monje en el Atlántico, tanto en la costa africana como en los archipiélagos de Canarias, Madeira y Azores, en busca de su grasa y piel, y las interacciones con las pesquerías principalmente en el siglo XX, la situación de la foca monje en 1996 era dramática. Tan sólo sobrevivían 2 colonias en todo su rango Atlántico de distribución; una pequeña localizada en las islas Desertas (Madeira, Portugal), y otra localizada en la península de Cabo Blanco (Mauritania). Esta última contaba con más de 300 ejemplares y se convirtió en la gran esperanza para la recuperación de la especie a nivel global. Sin embargo, la situación empeoró cuando en 1997, dos centenares de focas de esta población desaparecían como consecuencia de una mortandad masiva provocada por una marea roja tóxica. La población superviviente se estimó en alrededor de 100 individuos en 1997.
Tras este grave suceso las administraciones de los cuatro países del rango Atlántico de la especie, Marruecos, Mauritania, Portugal y España, lideradas por el Ministerio de Medio Ambiente de este último país, elaboraron bajo el Convenio de Especies Migratorias (CMS/UNEP) un “Plan de Acción para la Recuperación de la Foca Monje en el Atlántico Oriental”. De su ejecución en el terreno se encargó principalmente la Fundación española CBD-Hábitat, con el apoyo de las organizaciones locales Annajah y Nature Initiative.
Debido a la falta de medidas de protección, la costa acantilada donde se localizan las 3 cuevas en cuyas playas interiores se agrupan y se reproducen los animales de esta colonia, tenían presencia de actividades humanas que generaban molestáis a las focas, como pescadores de línea, recolectores de percebes, y pescadores artesanales que calaban las redes justo enfrente de las entradas de las cuevas. Una de las primeras medidas de conservación aplicada en 2001 fue la creación de la reserva participativa marítimo terrestre “Costa de las Focas” cuyo objetivo es proteger las cuevas de cría y evitar todo este tipo de amenazas mencionadas tanto en tierra como en el mar. En el mismo sentido, se apoyó a las administraciones de Mauritania y Marruecos para el fortalecimiento de sus áreas protegidas en la zona, como la Reserva Satélite de Cabo Blanco y la zona de prohibición de la pesca de la península de Cabo blanco. De forma paralela se estableció un sistema de seguimiento permanente de la población, que permitiese determinar la efectividad de las medidas de conservación, así como los parámetros demográficos de la colonia a lo largo del tiempo.
Las principales medidas de seguimiento son la observación diaria del interior de las cuevas de cría a través de unos circuitos cerrados de televisión, la fotoidentificación, la prospección de la costa en busca de nuevas cuevas utilizadas por los animales o potencialmente utilizables, el uso de fototrampeo en estas cuevas para determinar su ocupación o no por parte de las focas, y el marcaje por satélite de los individuos de la población para la identificación de los hábitats marinos que utilizan y su rango de desplazamientos desde las cuevas de cría. La tercera gran línea de trabajo se centró en actuaciones de apoyo social, principalmente centrados en los pescadores artesanales y la comunidad escolar, con el objetivo de obtener el soporte social que el programa de conservación precisaba de la sociedad. Dentro de esta línea de trabajo se realizaron numerosas actuaciones, como la construcción de un mercado de pescado artesanal en Nouadhibou, la realización de cursos de formación de seguridad en el mar, de reparación de motores y de pesca sostenible y responsable. Igualmente se dotó a los pescadores de numerosos materiales de seguridad en el mar. Por otro lado, se desarrolló todo un programa de educación ambiental centrado en la comunidad escolar, construyéndose un centro de visitantes en la Reserva Satélite de Cabo Blanco sobre la foca monje y el medio marino y realizando actividades con los alumnos tanto en clase como en este centro.
Tras 18 años de trabajos, los resultados han sido notables y esperanzadores para el futuro de la colonia. La recuperación demográfica de la población ha sido notable, pasando de 100 animales en 1997 a 330 en 2017. El número de nacimientos ha aumentado de 26 crías por año a 82 nacimientos en 2016. Igualmente importante es el constante aumento de hembras reproductoras de la población, que actualmente es de 99 animales, y que da como resultado una tasa reproductiva del 70%.
Después de haber prospectado toda la costa desde Cabo Blanco hasta Cabo Barbas, haber cartografiado las cuevas presentes y haber colocado cámaras de fototrampeo en las mejores, todas las evidencias afirman que las focas únicamente utilizan de forma regular las 3 cuevas de reproducción que se encuentran en la reserva Costa de las Focas. Estas cuevas son las que mejores características y condiciones ofrecen a las focas de todo este litoral. Por último, y gracias al marcaje por satélite de animales de diferentes categorías de edad, principalmente machos adultos, aunque también varias hembras y varios juveniles, se ha podido comprobar como el rango de desplazamientos de los animales es principalmente costero. La mayor parte de las localizaciones se concentran dentro de la franja de las 12 millas náuticas desde costa. Gracias a esta información, se está estudiando el grado de solapamiento de las zonas de alimentación de las focas con las de principal actividad pesquera industrial, con el objetivo de determinar el riesgo de interacción.
A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años y la notable recuperación de la población de foca monje de Cabo Blanco, los retos de conservación a los que se enfrenta siguen siendo muy importantes, principalmente debido al crecimiento de la cercana ciudad de Nouadhibou, la importante actividad pesquera en la región y la posibilidad de que una nueva mortandad masiva vuelva a diezmar a la población de focas. Por ello, la protección de esta colonia sigue siendo de máxima importancia, así como las herramientas que permitan su expansión a otras zonas de su antiguo rango de distribución en el Atlántico.
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